06 junio 2006

Lo que tú quieres oír

Con el tiempo he aprendido que vivir la vida significa ser tu mismo.
Ser tu mismo sin depender de los demás, sin estar condicionado por nada ni por nadie.
Podríamos decir que eso no es posible al 100% pero que puedes intentar acercarte al máximo.

Con el tiempo me he dado cuenta que "ser tu mismo" no significa decir lo que siempre dirías para quedar bien.

Desde hace ya algun tiempo digo lo que tú quieres oir. Y tú, sin saberlo estás escuchando con mis palabras aquello que necesitas para calmarte, reírte, confiar más en ti mismo, autoafirmarte en tus ideas, sentirte más seguro, creer que lo haces bien, saber que no te equivocas.
La cuestión es que la reacción que consigo suele ser casi siempre positiva. Estás contento conmigo porque no te llevo la contraria, porque no me meto contigo [seriamente], porque , en definitiva, digo lo que tú quieres oir. Así es como consigo que me aprecies y que siempre quieras estar a mi lado.
Es por eso, que siempre te parezco tan maravilloso y perfecto, tan divertido y maduro, tan ocurrente y tenaz. Te parezco.
A todo esto llego tras un análisis póstumo, ya que no es un acto premeditado, no lo hago conscientemente, pero tú no te das cuenta y yo tampoco. Tu y todos.

02 junio 2006

Uno mismo


" Vagabundeé mentalmente durante varias semanas, buscando la manera de empezar. Toda vida es inexplicable me repetía. Por muchos hechos que cuenten; por muchos datos que se muestren, lo esencial se resiste a ser contado. Decir que fulanito nació aquí y fue allá; que hizo esto y aquello, que se casó con esta mujer y tuvo estos hijos, que vivió, que murió, que dejo tras sí estos libros o esta batalla o ese puente, nada de eso nos dice mucho. Todos queremos que nos cuenten historias, y las escuchamos del mismo modo que las escuchábamos de niños. Nos imaginamos la verdadera historia dentro de las palabras y para hacer esto sustituimos a la persona del relato, fingiendo que podemos entenderle porque nos entendemos a nosotros mismos. Esto es una superchería. Existimos para nosotros mismos, quizá, y a veces incluso vislumbramos quiénes somos, pero al final nunca podemos estar seguros, y mientras nuestras vidas continúan; nos volvemos cada vez más opacos; más y más conscientes de nuestra propia incoherencia. Nadie puede cruzar la frontera que lo separa del otro por la sencilla razón de que nadie puede tener acceso a si mismo. "

Paul Auster
La habitación cerrada, de Trilogía de Nueva York (fragmento)