7:00 am
suena el despertador.
Lo que podía haber sido una larga noche de desconexión, ha sido un singular boulevard de sueños. Muchas veces es genial pensar cómo nuestro cuerpo descansa, mientras nuestra mente pasea por largas calles en las que se producen las escenas más variopintas. Sueños enteros, que los sueños rotos ya los tuvieron otros.
Ir caminando por la calle como si aquello no fuera contigo, observando simplemente la vida. La cafeteria donde conversan aquellas jubiladas, reposando después de dejar a los nietos en la escuela. El joven empresario que aprovecha los primeros minutos del día para salir a hacer jogging junto a su perro, antes de dirigirse al tedioso trabajo. La estudiante en época de exámenes que bosteza tras haber pasado la noche sin dormir. Un niño que llora porque no quiere ir al colegio, un repartidor de periódicos tardío, la primera ronda del día para el conductor de autobús, trabajadores soñolientos entrando al metro siguiendo la inercia de los demás, tu hermano bostezando en la cama de al lado... y tu ,tu ... mejor que despiertes, que hay muchas cosas por hacer.
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