19 septiembre 2008

En el bolsillo del pantalón


En el bolsillo del pantalón desgastado, entre unos euros, el pedazo papel donde se seco los mocos, un par de lagrimas, y unas llaves de la puerta de su casa, ahí entre las sombras de lo oculto guarda la sonrisa; esa extraña enemiga que dicen unas viejas y sabias palabras que no empobrece a nadie al ser regalada, pero quien la recibe, si que es enriquecido; esa aliada de los niños, esa que es tan falsa como los viejos textos de historia, que te dan la sonrisa del patriotismo, esa sonrisa que anhela uno ver y después resulta ser el comienzo de la traición, esa sonrisa que es como una careta de carnaval, que nos guarda la imágen y entorpece la razón, esa sonrisa que enamora al verla en el rostro deseado...
Hoy en el bolsillo de su pantalón esconde su silueta, la lleva a donde vaya, pues le resulta de gran utilidad, para cuando pide perdón, sinceramente o no, cuando pide permiso, cuando da las gracias, con verdadera gratitud o no, cuando da por entendido algo, cuando le agrada algo o alguien, aunque no sea cierto. La sonrisa es un buen accesorio a pesar de que la tristeza le invade con toda su rabia el alma, y aunque por ahora la lleva bajo el pantalón, seguirá como de costumbre usándola solo cuando la necesite, pero… ¿que sería de él si se le perdiera?

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