22 diciembre 2005

Arrogante Ladrón de Amor (Cap. 5)

La puerta del aseo se cerró con un golpe seco y Ernesto Francisco Carlos quedó estupefacto ante su visión.
Como ya es sabido, Ernesto Francisco Carlos llevaba meses enamorado de Olga Eva Rita Del Valle. Era una muchacha de mediana estatura, cabello negro liso y bien parecida. A sus 26 años recién cumplidos, no tenía pareja y era ambicionada por muchos de los jóvenes de Puerto León, donde trabajaba como ejecutiva de cuentas de una importante multinacional. Era rica , guapa, elegante y supuestamente inteligente, brillante en su trabajo y exigente con los hombres. Cada día antes de ir al trabajo realizaba poco más de media hora de ejercicio físico, también cuidaba su alimentación y se desvivía por vestir a la moda.
Ernesto Francisco Carlos era un chico ciertamente guapo, al menos eso le habían dicho siempre. Fornido, alto, moreno de piel y con el pelo largo hasta los hombros. Le faltaban tres meses para cumplir los 32 y se sentía joven como nunca. De una familia modesta y trabajadora, se ganaba la vida junto a su madre en la casa de los Del Valle. No tenía una carrera, ni un coche último modelo, ni vestía las ropas más caras. De hecho no tenía prácticamente nada suyo.
Sentía una pasión desmesurada hacía la jovencita Del Valle pero sabía que su condición no le permitiría conseguir nada con ella en un futuro breve. O al menos eso pensaba.
Ante él se hallaba una silueta esbelta e imponente. Ni en sus más húmedos sueños hubiera imaginado aquella escena. La figura que se alzaba ante él amenazaba una actitud amenazadora. No parecía violenta pero si agresiva, el gesto de su cara denotaba claramente deseo y pasión. Esos ojos verdes, esa nariz respingona y la larga melena rubia de Laura Aurora se acercaban cada vez más y nada podía frenar su avance. No podía articular palabra alguna, no salía de su asombro. Aquella espectacular joven de veintiocho años tenía un cuerpo endiabladamente sensual. No había una parte de su cuerpo que tuviera defecto alguno, por ello causaba impresión allá donde fuere. Cuando Ernesto Francisco Carlos quiso reaccionar, Laura Aurora ya besaba apasionadamente sus labios y él, sin poner tampoco impedimento alguno, se dejó llevar....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ai dioooooooooos xDD

Anónimo dijo...

Hoooooola...Agus, no me mates...que no tengo tiempo para escribirte...ya, ya se que es una muy mala excusa...
por aqui, frio de coj****...
Maliiiiiita... que tengo muchas ganas de veros.
Puedo prometer y prometo que os escribire un mail en condiciones...de momento no hay manera de que mi hotmail funcione...Anda que...
os quiero.
Muak