23 octubre 2005

Adiós, no vuelvas.

Hoy, decido pasar un buen rato contigo. Sin prisas, dedicarte mis mejores momentos. Hueles bien. Te recibo desnudo de todo prejuicio, con mi corazón abierto. Creo que es la mejor manera de recibir a alguien. Tu también decides que me acompañarás. Damos un paseo, tomamos un café con una amiga. Subimos al autobús, me acompañas hasta el cine e incluso te invito a entrar conmigo a ver la película. Tu y yo, en la intimidad de la sala. Quizás por la poca luz, aprovechas para jugar con mi lengua, para empaparte de mi. Eso provoca, accidentalmente que me pellizque y me haga daño. Pero como he decidido estar contigo, te lo perdono. Salimos del cine y me lo pienso. Te vienes conmigo, vamos a casa, si. Otra vez en el autobús. Tu sigues jugando conmigo, me dejo. Hoy estoy facilón. Bajamos del autobús y , por segunda vez, me pellizco por tu culpa. Esta vez me duele. Empieza a salir sangre. ¡Me cansé! Así que, a partir de ese momento decido romper todo compromiso social contigo y te expulso de mi vida. Sólo necesito un impulso para que caigas rodando por los suelos y termines en el hueco de un árbol. ¡Adiós, maldito chicle!

3 comentarios:

Guifi pa tutom dijo...

no se porqué... me ha sabido a porno!

será el defecto profesional...

Sir Hache dijo...

Metafora??...mmmmm...Ja!...Ojala que las mujeres sean tan faciles de tirar como un chicle. Muy bueno. Saludos desde México.

pd.- http://sencillautopia.blogspot.com
Visitenme.

Anónimo dijo...

.....yo quiero la marca ....los mios...es que no me duran nada....